INDIA

Preparativos, consejos y las 4 partes del VIAJE
El viaje programado incluía hacer escala en Finlandia y llegar a la capital, Delhi, visitando Jaipur, Fatehpur Sikri, Agra y Benarés. Volveríamos de nuevo a Delhi para coger el avión hacia Madrid, con escala en Helsinki. A la ida atravesamos 18 países. Era un momento delicado pues estábamos ante amenaza de conflicto bélico de Pakistán e India por los territorios de Cachemira. En los primeros días de nuestra estancia nos llegaron noticias de que se había dado una tregua.
Viajar a India no nos iba a resultar tan sencillo como los viajes anteriores de Egipto o Tailandia. La India es más exigente a todos los niveles, y a mi entender, no es para cualquiera su visita. Muchas personas coinciden conmigo.
Preparativos necesarios
Vacunas. Dependiendo de la ruta de viaje, son aconsejables distintas vacunas. A pesar de ser muy reacia a ellas, entendí en este caso que era mejor el remedio que la enfermedad. Conseguimos (que no es fácil) una cita en un Centro de Vacunación internacional en Madrid, y descartaron malaria en nuestro recorrido. Sólo recibimos hepatitis A, Fiebres tifoideas y recuerdo del tétanos. Si decides vacunarte hazlo con tiempo; las necesitamos en nuestro organismo unas tres semanas antes del viaje para crear anticuerpos y que sean efectivas.
Pasaporte. Al menos tiene que tener una validez de seis meses desde la fecha de tu visita al país.
Visado. Para entrar al país es obligatorio. Nos resultó muy farragoso de cumplimentar; hasta un mes antes del viaje no nos dejaba el sistema rellenarlo, y una vez que nos dejó, cuando terminábamos de cumplimentar cada página había que coger la opción en inglés para que nos dejara pasar a la siguiente. (ójala alguien nos hubiera advertido de ésto). El formato de la foto es también muy específico, tiene su reto, y las plataformas para el pago son tres, y dos de ellas no muy conocidas. Una vez cursado, reza. Tienes que esperar 72 horas hasta que las autoridades indias te lo envíen con GRANTED si has tenido suerte, significa ´concedido´. Imprímelo, pues obligan a presentarlo en papel al llegar a la aduana.
Medicinas. Organiza tu propio botiquín desde España. Yo me llevé mi botiquín natural de Aceites esenciales terapéuticos, una joya. Te diría que estreñimiento, diarrea, picaduras y dolores son los cuatro pilares principales a tener en cuenta. Para evitar picaduras llevamos relec, y para tratarlas me llevé árbol de té, espliego macho y copaiba. Si llevas Fortasec para la diarrea, atento, pues puede enmascarar fiebre y heces con mucosidad etc,..y causarte un problema mayor. Para cortar una diarrea leve nos aconsejaron llevar pistachos y piñones. Ten en cuenta que el picante suelta la tripa y aunque te digan ´no spicy´, su excelente comida india siempre lleva una dosis. Para estreñimiento, nos llevamos el preparado de tamarindo que aprendimos en Tailandia. Lleva algo para el dolor, tanto para partes físicas como para dolor de cabeza.
Probióticos. Ya un mes antes del viaje fuimos reforzando nuestro organismo para tener mayor cantidad de cepas en el intestino. No fuimos los únicos en el grupo viajero, y nos fue a todos muy bien.
Inglés. En India se habla inglés y también hindi. Es difícil encontrar a alguien que hable español. Prepárate para entender lo que te dicen en el avión y especialmente en la aduana, pues si ven equipaje sospechoso, o si tienes zapatos que quitarte, o cinturón te van a hablar como si les entendieras. Te preguntarán continuamente por las baterías, cargadores y dispositivos, y de todo aquello que no puede ir tampoco en bodega del avión. Los militares estaban muy serios en estos temas. Separan a los hombres de las mujeres por accesos distintos. Ah¡…Y cuidado con el mechero si eres fumador. Te lo retirarán, al igual que el vaporizador.
Mi equipaje de mano fue revisado completamente y apartado por un péndulo isis metálico cuya forma les resultó sospechosa… Afortunadamente, tras la explicación, me lo dejaron pasar.
Mochilas, bolsitos y riñoneras. En muchos monumentos y templos te cachearán, y no permitirán entrar las mochilas. Tampoco las cámaras y ciertos palos selfies. Habilítate algo pequeño donde llevar tu móvil, pasaporte, visado y dinero.
Consejos
Agua. Evita todo lo que no sea agua mineral. A veces sólo puedes conseguir drinking water que no es lo mismo que mineral, pero al menos está tratada. Por supuesto nosotros evitamos los hielos, la fruta cortada, y las ensaladas y tés fríos. Y no nos lavamos los dientes con agua del grifo. Este grupo nuestro, muy viajado, no se puso enfermo, algo bastante atípico en India.
Ropa. Llevar ropa clara, fina y de manga larga. Hay que evitar las picaduras de los mosquitos, pues transmiten enfermedades graves. El verano allí son los meses de mayo y junio. Luego en julio llegan los monzones.
Un pareo o pañuelo grande te vendrá muy bien para cubrirte del sol o por exigencias en los templos.
Zapatos. Llevarlos cerrados, aunque sea un rollo. También los bichitos del suelo pueden dar problemas. Yo tuve picaduras enormemente urticantes de arañitas a pesar de la precaución, se subieron por encima de los calcetines y las zapatillas deportivas.
Si optas por sandalias, lleva siempre calcetines, pues te harán descalzar en los templos y te vendrán muy bien.
Perfumes y colonias. Preferible no usarlas a primera hora del día y cuando cae la tarde. Es cuando los mosquitos campan a sus anchas y tú te has convertido en un reclamo floral.
Animales. Evita el contacto con ellos. Los poquitos perros famélicos que vimos tenían un pelaje enfermo: contagian sarna. Gatos no vimos ni uno.
Con los monos, que pueden resultar muy graciosos, mucho cuidado. Son ladrones de todo lo llamativo, tus gafas, tu móvil,… huelen la comida que llevas. Tienen mucha fuerza en los brazos y te pueden propinar un mordisco y transmitir rabia. Tienen bastantes garrapatas. En un descuido, uno de los monos se subió al autobús mientras tomábamos café en una parada de carretera. Afortunadamente el conductor pudo echarle, pero imagínate que sale corriendo con alguna bolsa de mano del grupo y los pasaportes¡¡ A una compañera le robaron con maestría la botella de litro de mirinda. Glup-Glup, se la tomaron en un santiamén.
Y las cobras,…mantente a una distancia prudencial de los encantadores y sus flautas. Dicen que les cosen la boca, pero en India,…todo es posible.
Las vacas, sabréis de sobra que son sagradas. Pero quizá no sepáis que corren sueltas por las autovías como si de los San Fermines se tratara. Se mezclan a la carrera con las motos, los autobuses, camiones,…toda una experiencia. Ellas tienen la prioridad.
Tapones. India es muy-muy ruidosa, y te serán útiles si eres delicado para dormir y no vas a usar alojamientos de 4 o 5 estrellas, que están más insonorizados.
Higiene íntima. Lleva tus propias toallitas de bebé, salvaslips y aceite de coco ( que tiene muchas propiedades) si no confías en el agua de la red de tu alojamiento.
Voy a relatar el viaje en cuatro partes. India hay que tomarla a sorbitos, es muy intensa, y cada momento y situación bien merece una foto y un comentario. Hemos superado las 1.600 fotos y unos cuantos vídeos. Comprenderéis que me va a suponer todo un reto hacer una pequeña selección. Desarrollo a continuación la primera parte, y os pongo el enlace de las siguientes.
PRIMERA PARTE
PRIMERA PARTE. Día 1 y Día 2. Madrid, Helsinki y Delhi.
Día 1. Lunes 12 de mayo de 2025
Nuestro primer intento de viaje a la India se quedó en puertas una semana antes de la pandemia de 2020… y retomábamos la posibilidad ahora, cinco años después. Emocionados, comenzamos la aventura volando 4 horas de Madrid a Helsinki, vuelo 1662 de la compañía Finnair operado por Iberia. De Helsinki a Delhi haríamos una súper-travesía de ocho horas y media con un airbus A-330 operado por Finnair que contaba al menos 67 filas, con dos pasillos y ocho pasajeros en la mayoría de las filas. Con una multiplicación rápida y sumando la tripulación, tranquilamente estaríamos hablando de 355 personas. Un súper avión y de los más seguros y dotados.
Por el huso horario, el primer reto fue qué ropa elegir: sería la misma ropa la que vestiríamos en España, en la espera de Finlandia, y la que llevaríamos en nuestras primeras visitas en Delhi, pues llegábamos -hora local- recién desayunados, en vuelo AY0121. Eran las 6:30h.a.m. cuando recogíamos nuestras maletas en el aeropuerto Indira Gandhi y salíamos a la calle, primera respiración profunda en suelo indio.
Aquí me veis en la zona relax del aeropuerto finlandés. Una vez llegados a India, y pasadas las aduanas, estaban previstas las visitas al Minarete Qutub, y el templo Sij Gurdawara Bangla Sahib. Leer el hindi es difícil para nosotros, pero oírnos cómo lo pronunciamos…es de risa
Después del almuerzo en restaurante local, nos trasladarían al primer hotel del viaje para instalarnos. Por la tarde estaba prevista la visita panorámica de los edificios gubernamentales, Rashtrapati Bhawan, el Parlamento y la Puerta de la India, el equivalente a la Puerta de Alcalá en Madrid.


En nuestra travesía de 18 países, queda en mi memoria la vista nocturna por la ventanilla del avión de las ardientes plataformas petrolíferas, la iluminación de ciudades como Erbil y Abu Dhabi, y mi primer amanecer en India.
De la aduana, me quedo con la experiencia de haber sido testigo de cómo pasa el trámite una mujer con burka, imagino que ésta sería una mujer india musulmana. Os describo la escena: quien presupongo que sería su hijo estaba empeñado en que pasase tal cual iba, pero el funcionario no estaba por la labor, al no poderla identificar. Había una tensión importante entre los dos hombres, que no se doblegaban, y el funcionario joven llamó a su superior.
Al llegar, el superior sentenció: o mostraba su cara, o no pasaba al país. Y con muy malos modos, rabioso por la ofensa, el hijo levantó sin respeto a la mujer el velo que la cubría. Toda su cara al descubierto quedó, y ella permaneció como una estatua, apenas pestañeaba. Cuando dieron el visto bueno las autoridades, el hijo le bajó el velo airado y finalmente traspasaron las puertas la madre y él.
Nuestro grupo también pasó la aduana, y fue un alivio oir y ver los tres sellos estampados en el pasaporte, pues sabíamos que las autoridades tenían la última palabra en dejarte pasar o devolverte a casa; previamente habíamos pasado un detector digital de lo más moderno con todas las instrucciones en inglés, con lectura facial y registrando una por una todas las huellas de dedos en mano derecha e izquierda. Eso sí, el contraste es que nuestros visados tenían que ir y presentarse obligatoriamente en papel.



Pienso ser franca en mis descripciones, pues India tiene aspectos muy crudos, y aspectos maravillosos. Así es ella, un péndulo que oscila de extremo a extremo.
Día 2. Martes 13 de mayo de 2025.
Nos recibieron junto a nuestro autobús de ruta con unos collares de flores naturales naranjas, detalle de bienvenida al país. Algunos bromeaban que ése no sería el autobús con el que saldríamos a carretera en nuestras rutas. Pronto se darían cuenta que estaban muy equivocados… Jajaja.
Recorrimos con él la parte nueva, New Delhi, y nos dejó pensando que si ésa era la parte nueva, teníamos que prepararnos mentalmente para enfrentarnos con la parte vieja que visitaríamos al día siguiente. Te das cuenta de la precariedad de las instalaciones eléctricas, de la falta de pavimento y alcantarillado, de la suciedad amontonada, y de lo delgada que está la población. Llegábamos a nuestra primera visita, el Minarete Qutub, un alminar de ladrillos de arenisca roja de 72 metros, el más antiguo y alto durante siglos, con una técnica de construcción islámica que es todo un arte, inmejorable para su época del S.XIII.
Una vez se conformó el grupo y nos subimos al autobús, íbamos a vivir una inmersión en el templo de los Sij (para los ingleses Sikh), Gurdwara Bangla Sahib, su principal centro de culto. Tocan sus fieles el suelo al entrar y al salir, en señal de respeto. Para nosotros un choque cultural muy impactante, al ver su atestado comedor para 10.000 personas diarias, (sí has leído bien, diarias) y además gratuito. Todo el mundo es bienvenido. Un festival de colores y de olores. Organizados, todos comen en el suelo, en unas bandejas metálicas compartimentadas,…comida vegetariana servida por voluntarios a golpe de cazo y cocinada en gigantes perolos. Nos permitieron visitar sus cocinas y ver cómo trabajan en cadena para su titánica tarea. Con ojos occidentales de primer mundo faltaba limpieza en muchos rincones, especialmente en los baños, cuyas condiciones ya empezaban a ser familiares para nosotros, los recién llegados.
Los hombres sij llevan unos turbantes muy coloridos, impolutos, con una técnica muy depurada que esconde su largo pelo, nunca cortado. El grupo tuvo que pasar obligatoriamente con la cabeza cubierta, y los pies totalmente descalzos, pues había que cruzar pasos de agua purificada para entrar en ciertas zonas. ¡¡Hola y adiós a los hongos!! En su templo y en su lago se respira pureza, santidad y hospitalidad. Todo el complejo es de un mármol maravilloso, exquisito en su arquitectura, y en pleno contraste con la zona aledaña tras sus muros donde nos dejó el autobús, caminando sin aceras, sorteando semiarquetas rotas y abiertas, y cubos de basura malolientes y plagados de insectos.


Sólo un 2% de la población de India es sij, pero teniendo en cuenta que este país es el más poblado del mundo con 1.400 millones, y que en su capital Delhi hay viviendo 33 millones, pues no ha de extrañarte que TODO esté abarrotado. Todo, …calles, tráfico, mercados, autobuses, baños, comedores, templos, trenes,… El papel higiénico sólo existe en los hoteles de lujo. Cada rollo va precintado. Lejía y limpiadores con limón o vinagre de limpieza creo que no saben lo que es. Los baños públicos se limpian con zotal, producto de intenso olor que las nuevas generaciones que me lean no sabrán de lo que hablo.
Había veces que tenías que hacer de tripas corazón si tenías urgencia de ir al toilet. Muchos toilets tienen baño turco…que pensándolo bien casi es lo mejor (una base para tus zapatos y un agujero central).


Te sorprende ver cómo en las torres de viviendas más de un vecino ha sacado arbitrariamente un ventana donde el diseño del edificio no las tenía. Madre mía, en nuestras mentes y nuestras leyes, ésto sería imposible. Os muestro cómo se cocina y se come en la calle un Dahl de lentejas, que olía muy bien, por cierto. Para nosotros los turistas conlleva un riesgo comer de los puestos ambulantes.
En Delhi el tráfico es súper ruidoso, y puedes encontrarte desde un autobús dormitorio como el que os muestro, hasta un carro tirado por un camello o un burro. Las vacas campan sueltas a su libre albedrío tanto en una calle peatonal como en plena autovía, quedándosenos los ojos como platos desde nuestras ventanillas, jajaja. Creemos que conducen de reojo y a golpe de claxon se orientan quién le llega por la izquierda o por la derecha. Y atentos están si por detrás les viene un vehículo mayor que ellos, para desplazarse y ceder su posición. A nosotros nos puede parecer una locura, pero hemos visto muchos menos accidentes que en España. Se mezclan los tuc-tuc, los camiones, las motos, los autobuses, coches y vacas. Y que el semáforo esté en rojo cuando pasas, no importa. Hay reglas que sí estás obligado a seguir, pues hay multa o cárcel: está prohibido echar las cortinillas del autobús en Delhi, no importa si te está cegando el sol o tienes mucho calor. Una joven fue violada en un autobús, algo extraño en esta sociedad, y marcó esta ley que hay que seguir a rajatabla.
Las mujeres no pagan en el autobús y según los colores del autobús es público o privado. En el metro sí pagan ellas, pero tienen asignado el primer vagón. En todos los días de recorrido, y el los distintos monumentos, nos separaban: las ladies íbamos a una fila y los Gents a otra. Ahh, insistiros en que no permiten ni mecheros ni tabaco en los Templos. Ni cámaras, ni palos selfies en muchos de ellos.




Era hora de volver para hacer el check-in en el Radisson Continental Inn, un hotel de 5 estrellas que nos asignaron con un buffet maravilloso de 4 islas, pero que para mí está suspendido en algunas áreas, como la de recepción. El servicio de maletas, el propio check-in y la gestión de vehículos para nuestra tarde libre dejó mucho que desear. Para llegar a él tuvimos que atravesar de nuevo toda la extensa ciudad, lo que te permite desde la cómoda y fresca ventanilla hacer el gigantesco puzzle, tomarle el pulso a los barrios, ver las casas desvencijadas, los negocios de tortas de caca de vaca puestas al sol, el aspecto mediocre de las fachadas de los hospitales, los puestos ambulantes, las plantas de los pies cuarteadas y sucias de los transeúntes, el gran negocio del súper millonario TATA, el lenguaje de los tejidos, los coloridos mercados multitudinarios, las miles de motos sin casco con tres-cuatro-e incluso cinco pasajeros, la población tan joven de India, el sentirte exótico y ser foco de miradas (muchas veces es simple curiosidad: sonríeles)….y más y más aportes. De un sólo remojón te percatas que en estos días vas a vivir entre mugre y entre brillo, por eso avisé que no es un viaje para cualquiera. No hay clase social intermedia, aunque con lo inteligentes que son, la zona nueva de Google y otros negocios la está creando, y en pocos años esta clase emergente intermedia de jóvenes estará consolidada.
Todos estábamos muy cansados ya, deseando tomar una ducha, y cenar en este gigantesco buffet de 4 islas, limpio y cuidado, con todo tipo de delicatessen, pero sin ternera, claro. Tocaba después de una sopita caliente y unas cuantas verduras, naams y postres, descansar para la jornada del día siguiente, día 3, que os aseguro que prometía.
Te lo cuento y nos vemos en la SEGUNDA PARTE.


