Ángeles Lozano

La casa del retrato

Área Priv@da

LA CASA DEL RETRATO

Era el segundo caso que teníamos que acometer ese día.

Primer caso: Alcázar y los Molinos (ir a )

Estábamos frente a una casa cerrada y en venta cuyas llaves teníamos y nuestro propósito era localizar a unas almas que sabíamos habitaban el lugar y ayudarles a encontrar la luz. Los familiares de nuestro compañero.

Decidimos NO IR EN DIRECTO. Había sido muy intensa toda la mañana y nos fuimos a tomar un café a una cafetería cercana. Y después disfrutamos unos minutos del sol de mediodía en la acera contraria a la de la casa. Fue entonces cuando nuestra medium detectó al guardián de la casa: estaba enrabietado, amenazaba con su vara de madera desde la puerta principal y supimos que le esperaba un serio trabajo de mediadora. Pero estábamos decididos a cambiar la energía del lugar, por lo que convocamos círculo de luz junto a la pared soleada y con caminar de “ghost busters” cruzamos y nos enfilamos hacia la puerta. Dejamos que el nuevo y joven dueño abriera por derecho la posesión de su familia y muy sumisas y respetuosas nos quedamos las “extrañas” en conversación con el abuelo guardián, señor L.. Mejor expresado sería decir que la medium quedó en conversación. Yo sólo sentía la energía desafiante y la barrera energética que bloqueaba la entrada. ” Esta casa es mía. Esta casa no se vende”, decía. Brotaron de mi boca las palabras:  ” Entra tu descendencia, entra tu linaje” y automáticamente cedió. Dándole la mano, nuestra medium, muy disuasiva con su voz y sus palabras, se ganó su confianza y entonces, como si de un semáforo se tratara, sentí el cambio: la luz verde se acababa de poner. Teníamos visado para entrar.

Pasamos a un amplio recibidor.  La casa se sentía enmohecida, polvorienta y fría aunque no abandonada. La familia hacía lo que podía para mantenerla en buen estado. Es más que una casa; es una céntrica casa de labor a la antigua usanza, con muchísimas estancias, muebles y enseres, que vierte a dos calles distintas. El popular refrán de ” Quien tuvo, retuvo” bien podría aplicársele. En otros tiempos, esta casa rezumaría abolengo y buena situación social. Desde las ventanas podíamos ver el patio trasero para los tractores.

Al guardián le dejamos en la puerta, pues su voluntad era que termináramos con él cuando todos los demás “habitantes” hubieran sido asistidos. Él cerraría la puerta al marcharnos. Y así lo hizo.

A mano derecha del recibidor había dos habitaciones-dormitorio encadenadas y directamente intentamos colarnos en ellas. Pero las señoras no nos dejaban. Tuvo que acercarse nuestro compañero, hijo y nieto de ambas, para que otorgasen permiso. Necesitamos subir persianas para que entrara la luz del día. Fuimos primero a la más alejada, la del fondo, donde nos esperaba una abuela. Estaba en su cama esperando asistencia. Un cuadro con un impresionante corazón de Jesús, quizá trabajado en lo que parecía plata y madera, presidía en el cabecero. La abuela I. quiso vestirse de blanco con brocados y brillo para la ocasión, ponerse fragancia de rosas con su perfumador, unos zapatos blancos también y llevarse un rosario de perlas. Y un tocado en la cabeza.

En la habitación contigua nos esperaba la madre de nuestro compañero, encamada también. E. quiso para la ocasión un vestido rosa de tejido vaporoso y estaba perdida sin sus pendientes: le proporcionamos unos de cuarzo rosa. Su rosario también parecía  rosa…quizá de Palo Santo,… finalmente era de madera de olivo con olor a rosas, relacionado con Jerusalen.  También quiso ponerse a conjunto zapatos rosas. Y lo más sorprendente de todo: se hizo un moño y le puso laca.¡ Laca! Si no lo veo, no lo creo. Nunca pensé,…totalmente femenina esta señora. En su tocador personal podían verse imágenes de vírgenes.

Estaban muy contentas y radiantes de felicidad. Nos estaban esperando…con la ilusión de adolescentes preparándose para una fiesta.

La inercia nos llevaba a los tres ahora a otra habitación distinta, más adelante. También a nuestra derecha. Aquí la energía cambiaba. Yo dejé de ver. Sólo sentía. Y estaba tan débil que apenas tuve aliento y fuerzas para sentarme en la primera silla que encontré apenas entramos al dormitorio del padre. Me estaba sintiendo su padre. Cerré los ojos, no tenía fuerza para abrirlos. Y me abandoné en la silla. Sólo oía cómo entre mis dos compañeros le cogían de las manos para incorporarle en la cama. H. era casi un peso muerto. Me faltaban las fuerzas. Muchos años enfermo…Llevaba tanto tiempo esperándonos,…

Un poco aturdida, cuando salí de la habitación, sentí un niño. Ésto no estaba en el guión. ¿ UN NIÑO? dije en voz alta. Para mi sorpresa, la contestación de nuestra medium: ” Sí, un niño. Estoy aquí con él. Y llegando a esa nueva estancia me ví una escena surrealista: la medium le hablaba con la cabeza alta a una pared de una estancia abuhardillada con una ventana. Como si al supuesto niño le viera colgado de una lámpara imaginaria. Supimos su nombre: G. El niño de entre 7 u 8 años dijo que no se iba si no se llevaba sus juguetes que eran  el aro, su balón…y entonces le escuché decir…y su caballo balancín de madera. Este niño era de generaciones anteriores, otro siglo. Es como si viera y escuchara fragmentado. Algunas cosas sí, otras no. Pero corroboramos los tres con nuestras distintas aportaciones que todo era real.

Nuestro compañero tenía por misión abrir y ventilar esa inmensa casa a nuestro paso, que la luz del sol y el aire fresco la invadiera, por lo que fue un trabajo agotador que hizo con devoción y entrega. Ni una sola queja.

Y ENTONCES VINO EL MOMENTO “HARRY POTTER”. Una vez convencido el niño, nuestro itinerario iba a ser subir las amplias escaleras que encontrábamos al fondo del recibidor central. De momento quedaban a nuestra espalda. Estaban iluminadas por el sol a través de una ventana en el ocaso que te permitía ver parte de la Iglesia del pueblo. Para mí, el sitio más bonito y especial de la casa.

Todavía de espaldas a ellas, sin haberme girado, me sentí espiada. Lentamente me volví y fui consciente de algo de lo que no me había percatado antes: un cuadro vivo. El retrato de un señor del siglo pasado, muy solemne, que colgaba justo en el primer tramo de escaleras. Esa cara estaba viva, me estaba mirando. Ese señor antes no estaba allí en su retrato. Nuestra medium nos comentó que aprovechó nuestra visita y vino a vernos, eso sí, no sabemos desde dónde.

Pregunté al compañero que quién era, sentí curiosidad. Este señor A. era el verdadero y antiguo dueño de la casa, un señor que se quedó ciego y que llevaba a la abuela como lazarilla. De él procedía esta herencia.

Nos quedaba toda la zona de arriba. Ya no había más almas que recoger. Pero para nuestra sorpresa, íbamos acompañados. Parecía que se habían ido pero empecé a escuchar: “DISFRUTA LOS ENSERES, DISFRUTA LOS ENSERES,…”ME REPETÍAN. Me iba fijando en todos los detalles, la cómoda del recibidor de arriba, las orzas de barro, las cacerolas, las jarras de barro para el vino, los baúles, una caja de metal, las mecedoras de distinto tamaño, la pila del patio,…me fijaba con mucho detenimiento, con un sentimiento agridulce de alegría y melancolía,,,hasta que me dí cuenta: yo era sus ojos. Los ojos de las dos señoras. A través de ellos estaban disfrutando y recordando momentos de gozo y celebración donde la familia grande y unida disfrutaba de los olores y los sabores,..sus guisos, sus dulces y sus rosquillas. Se lo explicaron a nuestra medium. Nuestro amigo y compañero nos confirmó que eran muy aficionadas en Semana Santa a hacer rosquillas, natillas, dulces fritos, guisos,..Ellas nos mostraron la parte de arriba. Incluso llegamos a ver con ojos físicos un hueco vacío que con ojos sutiles nos mostraba un cristo casi tamaño natural en una cruz de madera,…Tendremos que investigar si realmente estuvo allí y fue donado , o cambiado, o….

Una vez hecho el recorrido en la parte superior, fuimos relegando y cerrando las ventanas más comprometidas a la calle. Como un radar, localicé en el mueble grande del salón una pieza de cristal, grande, cristalina, soberbia,…una jarra de unos dos litros de capacidad de cristal maravilloso que es una reliquia de la familia. Hoy en día está siendo disfrutada por otra gran familia. Fue el regalo que ellos quisieron aportar al equipo por este trabajo de luz tan reconfortante para todos.

Y por último no olvidarme: El abuelo guardián fue el último en cerrar su puerta, como habíamos acordado.

( volver )

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CANALIZACIÓN: Donación de los implicados: jarra de cristal conmemorativa

Intensidad del trabajo: 6.5

Recuperación: 2 horas terrestres

Mi agradecimiento a los compañer@s que en esta ocasión han participado.

(Todo el contenido del capítulo está previamente revisado y autoriz@do por las personas implicadas, y a ellas agradecemos compartir la información tan personal. )

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