Aquello fue muy famoso, pero yo estuve al margen. Nunca supe de ello hasta que tuve 50 años, 19 años después.
Dionisio mantiene en su mano la piedra esférica o “lucerillo”. El encuentro ovni de Dionisio Ávila en Los Villares (Jaén) dejó perplejo a J. J. BENÍTEZ, el periodista español conocido por sus trabajos en investigación y divulgación del fenómeno OVNI y su saga de novelas “Caballo de Troya”. Este encuentro ovni fue vivido por el anciano de Los Villares en aquella mañana del 16 de julio de 1996.
Era de día y el anciano acompañado de su perrita vió aparecer tres seres junto a la nave (dos mujeres y un hombre). De pronto, supuestamente de entre los tripulantes, surgió una pequeña luz que cayó a los pies de Ávila. Y el jubilado, atónito, tomó la luz entre los dedos, comprobando que, en realidad, se trataba de una piedra. Éste es el lucerillo. Podéis leer mucho material periodístico que se ha escrito al respecto.
Naturalmente, el lucerillo fue trasladado a diferentes laboratorios, siendo examinado en las universidades de Granada, Cádiz, Madrid y en el Instituto de Ciencia de los Materiales de Sevilla. Todos coincidieron; esta piedra, redonda, muy pesada y grabada con unos extraños símbolos era un nódulo de baritina, material común en la zona.
Pero Dionisio encontró más lucerillos en la zona. Me reservaré quién viajó y conoció a este anciano ( no os lo puedo desvelar), amigo mío, quien aceptó el regalo de otro lucerillo similar, del tamaño de una pelota de tenis, también plomizo, pesado y con unos inquietantes grabados. Le mires por donde le mires tiene inscripciones, símbolos extraños, pero en especial el famoso palo-cero-palo que lucía el ovni en la cúpula.
Era una reunión privada la que mantuvimos de apenas media hora. Un puñado de personas. Era al respeto de la experiencia de contactados y un experto nos asesoraba que fuéramos muy cautos, que siempre hay que tener confirmación y reforzar las experiencias. Muchos casos, la mayoría, no están fundamentados. El lucerillo promete ser auténtico, tiene muchas características que este experto consideró válidas. Pero siempre queda la duda pues desconocemos qué es realmente.
Y para mi sorpresa, cuando terminamos la breve reunión, este amigo me ofreció prestármele unas horas, hasta que volviéramos a vernos en la tarde. Yo al principio lo descarté y dije que no, pero me insistió de corazón y esta vez le cogí, a pesar de sentir una responsabilidad enorme. La tentación era mayor. Y como si de un bebé se tratara, le guardé con mimo y con especial cuidado en mi bolso y me fui a casa.
Era una sensación extraña llevarte una pieza así a tu propia casa. Todo lo que yo había tenido hasta entonces tenía un origen conocido, todo lo tocado, oído, olido, comido o visto. Pero por primera vez, custodiaba un elemento sin referencias, cuyo origen, comportamiento, toxicidad…desconocía. Plantéatelo lector. No sabes si “eso” que llevas en el bolso va a estar blando cuando le vuelvas a coger, o va a presentar otro color, o tamaño, o forma,..Estaba tranquila porque al fin y al cabo llevaba con mi amigo un largo tiempo y simplemente era una piedra singular que adornaba su salón. Pero tras mi Experiencia Trans, hoy en día pienso sinceramente que en parte somos unos temerarios, solo que algo en nuestro corazón nos hace confiar.
EXPERIENCIA TRANS
Ésta es la experiencia TRANS más arriesgada que te voy a contar. No tengo testigos. Tengo dos personas que algo experimentaron, pero no tan rotundo como lo que yo viví. Lo viví en soledad, pero a mí no me cabe duda que este lucerillo es auténtico, aunque no sé qué es y qué significa. Voy a explicártelo.
Era verano, julio, y después de comer, me subí con la extraña pieza a descansar un poco. Estaba lo que los ingleses llaman “excited”. Apenas sabía nada de ella. Sabes tú más ahora que yo entonces. En mi cama, tras examinarla con detalle, con respeto, tocando las incisiones que profundizan en su superficie, algo me hizo llevármela al corazón. Cerré los ojos y sentí. Era una insensatez, lo sé, no guarda ninguna lógica ni ninguna precaución, pero eso es lo que hice. Y empecé a sentirme cómoda, no tenía miedo…y entonces llegó el pensamiento.
“Póntela en la frente,… palo-cero-palo en la frente”
Buff,..eso ya era arriesgado. Frente, cerebro, tercer ojo,..ahí tengo todos los órganos que rigen mi coherencia, mi memoria, mi conocimiento, mi sentido común..¿ Y si “esto” me altera, me trastoca, me provoca un lapsus…? En segundos todas estas preguntas se acumularon, pero temeraria en extremo lo hice. Algo me decía adelante…y dí el paso. Contacté con el lucerillo. Palo-cero-palo pegado a mi piel. No recuerdo que pasara nada especial. Simplemente le tuve un rato sujeto con mi mano izquierda, hasta que se despegó.
PERO AL QUITARLE, cuando le sujeté y abracé con mis dos manos, ocurrió.
EMPEZÓ A LATIR.
Es una sensación única, irrepetible y maravillosa, que traspasa cualquier lógica. Algo se activó. Al principio lo confundí con mi propio latido, era muy suave, casi inapreciable. Pero noté que era algo ajeno a mí enseguida, como cuando te quedas embarazada y sientes por primera vez a tu retoño, una “culebrilla” que se ha movido dentro de tí, pero que sabes con certeza que no eres tú, aunque nunca antes lo hayas experimentado. Si eres una mujer que ha estado embarazada, podrás comprenderme.
Pero no era dentro de mí, era dentro de mis manos. Allí dentro no estaba una piedra, era un HUEVO latente, tiene corazón. Y la intensidad de los latidos iba creciendo,… ya no era latido de bebé, era latido de adulto, y después…era latido de gigante. No me dio tiempo asustarme, alguien se movió por la casa, y este ser vivo se asustó, replegó el latido a la mínima expresión inmediatamente y se quedó como agazapado, con miedo. Pero confiaba en mí. Sintió mi protección y volvió a latir como un bebé. Y cuando consiguió el equilibrio, se desactivó y quedó inerte nuevamente.
Me vestí, le guardé en mi bolso de nuevo con el mayor de los cuidados y se le entregué a su propietario agradecida por la oportunidad y aliviada también, pues sé que el lucerillo es una joya orgánica y cósmica que en el momento y lugar oportuno desvelará a su propietario la razón por la que le ha sido confiada.
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