Ángeles Lozano

La primera puerta

La primera puerta

” Y al tercer día, resucitó.”

El poder saber cuando alguien va a morir, es un don. Y quien comprende que la muerte no es más que el viaje de vuelta a nuestros orígenes estelares, una continuación de la vida en otro lugar,… ya tiene la ventaja de un conocimiento que ha despertado en él/ella. Confío que en un futuro este libro escrito con acceso restringido para vosotr@s mis compañer@s, pueda divulgarse sin restricciones y ser comprendido.

A mis 53 años os voy a contar a vosotr@s, que me conocéis, que habéis compartido y vivido situaciones conmigo, cómo siento y afronto mis vivencias cuando alguien pasa, ha pasado o va a pasar esta PRIMERA PUERTA a otra dimensión. Éstos son dos testimonios:

– Lola –

Sólo nos vimos dos veces. La primera fue en una fiesta; la segunda, el día antes de morir.

Fuimos invitadas a una fiesta por una amiga en común. Allí nos conocimos, nos sentamos juntas, hablamos durante la velada y nos hicimos juntas la única y última foto que conservo. Ya estaba enferma aunque muy pocos conocían su enfermedad, por su absoluta discreción, su hermetismo, su fortaleza y su independencia. Trataba su enfermedad fuera de España y a todos los efectos laborales constaba como un reciclaje de su profesión.

Cuando dejó de estar delgada para estar famélica y su sonrisa se estaba desdibujando, me pidió a través de nuestro enlace una lectura de registros akáshicos. La lectura llegó al hospital en un rollo de pergamino con mi sello chino.  Sé que se sorprendió de los datos que aparecían, los cuales le confirmaron que se trataba de una auténtica lectura. Se desvelaron datos que ni el enlace ni yo sabíamos, y  confío en que en su momento le ayudaran a comprender lo que tenía que sanar.

Un día apareció en mi whassap la petición más elegante que me han hecho de una sesión de Reiki. Por descontado que le dije que contara conmigo, y a la fecha y hora que le propuse para ir a su casa sólo tuvo fuerzas para contestarme un escueto y solitario “si”.

Y allí me presenté con mi maletín el día y hora convenidos.

Me esperaban. Su apenado marido me abrió la puerta y yo simplemente le dije ” Hola. Vengo a ver a Lola  “. Hizo un gesto de sorpresa y yo también al mismo tiempo, me avergoncé, porque su nombre no era Lola precisamente. Simplemente, sin control, me salió así. Luego con el tiempo lo comprendí.

Tuve el privilegio de pasar a ese hogar en un momento y espacio íntimo y sagrado: Las ultimas horas de vida de una madre y una esposa. A pesar de la amabilidad de la familia, casi sentía que estaba profanando el lugar, pero ella, cadavérica, me esperaba con una gran sonrisa, haciendo acopio de sus últimas energías.

Dispusimos el lugar para poder iniciar la sesión de reiki y todos se retiraron con el máximo respeto. Se puso en mis manos aliviada por fin y recuerdo esa sesión muy muy potente. El protocolo comenzó y,…directamente nos fundimos. Tenía muy claro lo que tenía que hacer cuando ella ” se entregó”. Era el momento de prepararla para EL GRAN VIAJE.  Los miembros de la casa respetaron todos los sonidos y emociones  que se desbordaron y liberaron en ese momento solemne como pocos en mi vida.

“Lola” quedó en Paz, esa paz con mayúsculas que seguro tiene otro nombre.

Cuando terminamos, sentía la satisfacción del trabajo bien hecho y mi misión cumplida, y me despedí con dulzura de ella y de su familia, sin apenas palabras. Sobraban.

No sabía que el momento duro venía ahora…

Cuando ya en el coche trataba de comprender qué me estaba pasando, qué era lo que me ahogaba, me eché a un lado de la carretera y toda la entereza que había mostrado se desmoronó como un castillo de naipes y entonces comprendí. Tuve el flash de que habíamos sido hermanas en otra vida y en ésta pactamos sólo coincidir para esta circunstancia, el tránsito de la muerte, que en realidad es la liberación de esta vida a otra menos encorsetada, más libre, sutil y luminosa. Fugazmente se había permitido en nuestras vidas el contacto amoroso, la ayuda incondicional y la dura despedida final. Rompí a llorar sin consuelo, sollozando, rompiéndome por dentro en soledad. Nadié lo vió, nadie me consoló y a nadie le conté en detalle como ahora lo estoy haciendo.

– Abril de 2018-

Este segundo episodio atañe a mi familia actual. En una semana he perdido a dos familiares directos, mi madre y mi tío, el hermano de mi padre. Y afortunadamente los dos contactaron conmigo en el momento del tránsito.

Estas primeras experiencias son las que quiero compartiros. El tránsito implica tres fases distintas: un tiempo breve antes de morir, el momento de la muerte, y tres días después de su muerte.

La agonía. Los días previos a morir los ojos se vuelven grises. Algunos “sensibles” son capaces de verlos.

Si la muerte no es imprevista y hay agonía, no veo los ojos grises, pero siento  la llamada “. Es el aviso apremiante de que me acerque a esa persona, le armonice, le quite sus miedos, sea depositaria de sus secretos, le surta de energía para el viaje si está tan agotado que la ha perdido ya. Y lo más importante que he aprendido de todos ellos: necesitan irse en paz, liberarse de peso y cargas. 

NECESITAMOS ESA PAZ

El momento de la muerte. Lo importante es que se vean asistidos y arropados por sus seres queridos. Que puedan comunicarse con ellos al mirarse, al tocarse.

A veces, cuando ya mueren, están confundidos, especialmente si se han suicidado. Lo que necesitan es saber dónde están, comunicarles con dulzura y con claridad que están muertos, que estás ahí para lo que necesiten, que estén tranquilos y  explicarles que van a venir a buscarles seres de luz para pasar LA PRIMERA PUERTA. Siempre les viene bien tener algún medium cercano para transmitir y resolver lo que les haya quedado pendiente decir o hacer.

Un truco para todos los “sensibles “: Si estás velando a tu ser querido en un tanatorio, en la zona acristalada frente al difunto, en el propio centro, es una zona trabajada, una puerta “sensible” y activa para poder comunicar con la persona y despedirte. Algunos difuntos me han conducido a esa zona exacta para que situara a sus amados hijos y familia. Otros me han contactado donde hay agua, es decir, en los baños. Conozco casos en que incluso han recibido la llamada telefónica de un difunto para contactar. Si, has entendido bien. Hemos recibido llamadas de seres difuntos con su auténtica voz, inconfundible. Por tanto, el centro de las zonas acristaladas, zonas donde corre el agua y unidades electrónicas son vías de contacto para ellos.

El tercer día. En distintas culturas como la hindú, la china, en los textos bíblicos,..se ha conservado y transmitido la tradición de esperar los tres días obligatorios para la ascensión del alma. En occidente hemos sido poco cautos y esta tradición la hemos perdido, sin respetar el tiempo necesario para el desanclaje del cuerpo físico al cuerpo de luz, sin el tiempo necesario para los preparativos necesarios del viaje, fundamentalmente la transferencia de la información de la vida vivida y alojada en las articulaciones del cuerpo físico y que precisa de un tiempo para desalojar.

Llevo años alumbrando con una pequeña vela a los seres conocidos que mueren , tradición que he heredado de mi abuela paterna. Simplemente sentí que era algo bueno y necesario. En esta semana de abril, he podido calcular CUÁNDO es el momento de encenderla. Es el momento en que vienen seres de luz a recogerles y por algún motivo que desconozco, los dos casos míos me apremiaban que les encendiera “su” pequeña vela. Me llamaban y dictaban que era el momento. Sin dilatarlo un minuto. Y en uno de los casos, el viajero ya, como ser de luz, me envolvía en su abrazo y afrontaba el umbral de esa primera puerta custodiado por dos seres que venían a acompañarle y llevárselo. Todos transmitían amor y paz.

En los dos casos experimentados, después de 2 ciclos completos de 24 horas ( los dos días justos) , han pedido ser iluminados a las 9 horas/9 horas y media del comienzo del tercer día, que en ambos casos coincidía en el atardecer, en el momento en que se va la luz diurna y comienza a invadir la noche.

  • Confío y Espero  que si eres una persona que está desarrollando este don, la mediumdidad, pueda ser una información útil y práctica para tu servicio a los demás.
  • Siempre aclarar que es simplemente mi experiencia, que no es ningún auto de fe, que sería altamente aconsejable que experimentes tu propia verdad y nos la compartas.

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