Helen en el Reino
Una amistad especial nos une con una familia numerosa manchega. Son testigos de Jehová, pero siempre mantuvimos ambas partes la distancia y el respeto de nuestras propias convicciones. Compartimos y disfrutamos el estar juntos. Sencillamente.
Pero esta alegría se ha quebrado dos veces: cuando murió la mamá de la familia, y recientemente cuando murió la hija pequeña. El cáncer irrumpió en su vida y aquellos ojos como el cristal y limpios de corazón enfermaron.
Y tanto enfermaron, que aquella tarde la visitábamos en el hospital sabiendo que llevaba un par de días sin abrir los ojos. No sé cómo ocurrió, pero pude quedarme a solas con ella en la habitación; cerré mis ojos, y puse mis dos manos en la pierna que quedaba a mi alcance. Y así permanecí un tiempo en silencio hasta que alguien nos interrumpió: nuestros maridos entraron juntos. Ella reaccionó, abrió los ojos y los cuatro, con su espontánea recuperación, mantuvimos pequeñas bromas riéndonos. La medicina debía estar haciendo efecto, eso dijeron.
Del Hospital todo el mundo salió contento, con esperanza. Pero de camino al coche…¿ Qué me pasaba que yo NO lo estaba ? Por el contrario, me sentía especialmente mal. Un dolor de corazón inmenso, unas ganas de llorar irrefrenables, una tristeza incomprensible.
¿ Sabes lo que es la PRETENSIÓN, lector ? Reir por fuera y llorar por dentro. Hice lo que pude por disimular, no me iban a comprender,… si ni yo misma me comprendía.
– Era nuestra DESPEDIDA. Fue la última vez que la ví viva.-
Nunca más volvería a ver la pureza de aquellos ojos azules con la luz del sol.
Murió con 35 años, dejando una preciosísima niña de 4. Después de todo el duelo, pensábamos que al salir del cementerio todo habría terminado. Pero no fue así.
EXPERIENCIA TRANS
Por su religión y sus tradiciones, toda la congregación volvió a su iglesia, a su Reino, oficiando una ceremonia donde los familiares recibieron el pésame de los asistentes. Nos consideraron familiares directos, por lo que recibimos las condolencias de todos hasta que el grupo finalmente se dispersó. Y quedamos sólo el puñado de dolientes: el padre, los hermanos y sus parejas, y nosotros. Y entonces, un@ de ellos se acercó a mí y nos saludamos con un abrazo. ” Doy gracias de haber llegado a tiempo hace días y recibir sus últimas palabras antes de entrar en coma”, me dijo con unos intensos y brillantes ojos oscuros. Y haciéndome cómplice, formuló la pregunta y la respuesta:
” ¿ Sabes cuáles fueron ?”
-“Helen me ha hecho Reiki”-
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Siempre me llamaron Helen, así resonaba mi nombre en su casa cuando la mamá cariñosamente así me llamaba. Ellos continúan la tradición y a mí me encanta.
Huelga decirte, lector, que nunca en la vida hablamos de Reiki ella y yo; casi me cuesta pensar que conociera la palabra y el concepto. Pero trascendiendo el 3D, algo de comunicación debió fluir en 4D entre las dos. Y lo aprendió bien. Hoy en día me ayuda incondicionalmente en mis sesiones. Sigo viendo sus puros ojos azules, pero sin la luz de nuestro sol.
-Ahora brilla con luz propia-
Bendita seas siempre.
En su sermón, un 3 de enero de 2011, se pronunciaron estas palabras:
“Somos como un libro con sus páginas radiantes y su texto. Cuando morimos y resucitamos, somos como una edición mejorada por el autor.”
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( Volver a Mi libro ” EXPERIENCIAS TRANS “)
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