( …en construcción…)
Era una adolescente. Calculo que tendría unos 15 años. La fecha exacta tendré que conseguirla, pues vinieron unos acontecimientos lamentablemente tristes que se recuerdan y que estremeció al pueblo de Aranjuez. Se trataba de un puñado de jóvenes estudiantes.
Nunca se lo conté a nadie. Ha sido ya en mi edad madura cuando he comprendido qué era lo que yo ví.
Estaba con mi amiga y compañera de estudios. Ahora ella es la actual directora de un Instituto de Secundaria. En su momento éramos niñas que nos habíamos criado en dos ambientes bastante distintos: ella en Centros y barrios más selectos y yo en barrios y Centros más humildes y populares. Nuestros círculos eran distintos y prácticamente no teníamos amigos en común.
Era alto. Venía caminando y sonriendo un chico mayor hacia nosotras. Podría llevarnos un par de años . Estuvieron un rato saludándose y mi amiga nos presentó por nuestros nombres. Al marcharse, me dijo que era uno de los chicos más populares de ese Centro Religioso donde nos encontrábamos. Todo el mundo le conocía. Era un chico exitoso. Pero yo casi no estaba prestando atención a sus palabras, porque…
EXPERIENCIA TRANS
… ESE CHICO SE EMPEZABA A ENVOLVER EN UNA ESPECIE DE SEDA O HUMO NEGRO. La tarde era clara, despejada,
y él caminaba de espaldas a nosotras para ingresar en su Centro de Estudios donde le esperaban. Había previsto un viaje.
Cuanto más me fijaba en él para intentar comprender qué era aquello, más se definía y se densaba esa envoltura energética. Era muy sutil, entre seda y humo ondeante de cigarro, lector, que iba engullendo toda su figura.
Mi amiga no hizo ningún gesto que delatara que estaba viendo algo anómalo como yo, por lo que deseché la idea, y pensé que era algo pasajero de mi vista. Y ahí quedó guardado. Pero nunca lo olvidé. Incluso hoy en día lo recuerdo con nitidez.
Aproximadamente una semana más tarde llegó la bomba al pueblo: un grupo de estudiantes pertenecientes a ese Centro y que viajaban juntos, habían tenido un accidente de tráfico. Murieron o casi todos, o todos. La cifra no la sé. Pero sí el comentario de mi amiga: “¿ Recuerdas ese chico que te presenté hace unos días? Es uno de los que ha muerto en el accidente.” Me quedé sobrecogida. ¿ Eso era lo que significaba? Pensé. ¿ Que alguien va a morir? Pues yo no quiero ver eso nunca más” Y debió ser una sentencia o un mandato que lancé al cosmos, pues nunca más me ha vuelto a ocurrir nada parecido. La experiencia es dura.
Poco más tengo que contarte. Hace poco, y yo ya tengo 52 años, alguien le mencionó. Wau¡¡ Ese era su nombre, apellido o apodo, no te sabría decir con certeza. Pero el nombre es peculiar y único. Se trataba de él.
Espero que encontrara fácil el camino de la luz y quien sabe, igual algún día viene a hablarme. Le recibiré con alegría.
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