Ángeles Lozano

La Estación de Ciempozuelos

La Estación de Ciempozuelos

¿ Es el tiempo como un chicle ?

Soy profesora. Muy concentrada, iba revisando en el tren material para mis clases y cuando comprendí que había llegado a destino y que el tren paraba, me bajé. El grupo de personas nos bajamos, las puertas se cerraron y oí pitar al tren avisando y marcando su salida. Caminamos juntos hasta la única entrada del pasadizo subterráneo que conduce a la salida.

Los que iban con más prisa bajaron las escaleras los primeros y yo me quedé retrasada, permitiendo el paso. Había hecho todos los movimientos de manera automática, como era habitual. Pero llegando a las últimas escaleras, antes de doblar,…

EXPERIENCIA TRANS

…, ALARMADA,  me dí cuenta. Era muy estrecho. No, no estaba en la estación correcta, era la parada anterior. ¡ Me había bajado ANTES!!! Ohhhh, llegaría tarde a clase. E instintivamente, me giré a la desesperada y eché a correr escaleras arriba, con la mínima esperanza de que el tren todavía estuviera allí. ¡ Y ESTABA !

El silencio era total. El andén estaba desierto, claro. Sólo yo y…¿ Qué había al fondo? En la cabecera del tren había un señor con…una caña de pescar, una vara larga, una cuerda tensa, una pérgola,..No sabría precisar. Pero ese señor en el andén sujetaba al tren, como si de una bestia se tratase a la que había que dominar y contener. En este escenario yo seguía corriendo para alcanzar la puerta y desesperanzada pulsé el botón gobernante de la apertura de puertas. No podía ser...las puertas se abrieron y yo entré como un rayo. 

Sorprendida, me topé de frente con una antigua compañera de instituto que viajaba de pie. Confundida, le pregunté: ” Oye, ha pasado algo ?” NO, TODO NORMAL, fue su respuesta.

Normal, lo que se dice normal, no había sido. Una vez que pitan los trenes de cercanías, las puertas ya se han bloqueado y parten sin mirar atrás, sin miramiento. Pero ella me miraba con gesto un tanto divertido, sin entender porqué o qué me tenía a mí tan descolocada. Y yo estaba tan confundida,…

Se me había estirado el tiempo, pero sólo a mí.

El tren arrancó y pude ver a través de la gran ventanilla cómo el señor del andén cruzaba satisfecho la mirada conmigo, ya caminando en solitario por ese mismo andén y en sentido contrario a la dirección que llevábamos. Sólo coincidimos ese instante, él sonreía y yo simplemente no tenía expresión, me imagino.

Era mi primera vez. Pero no la única, lector. Cuando ahora se me dilata el tiempo, ya tengo referencia, esas situaciones “extrañas” cobran normalidad.

Te dije que se me había estirado el tiempo SÓLO A MÍ. No fue verdad. Pero no supe que había tenido un testigo hasta dos años después. No daba crédito. Todas estas situaciones por las que paso tienen tintes surrealistas,…vistas desde el 3D. Vistas desde el 4D, ya son otra cosa.

Fue así…

Tenía un mensaje. ‘ Tenemos que tomar café. Tengo que contarte una cosa ‘. Los cafés y las cosas en el mundo de los psíquicos, donde me muevo en los últimos años, suelen aportar relatos y experiencias muy sustanciosas. Son también muy confidenciales, pues proceden de personas muy acreditadas que de saberse, serían estigmatizadas y desprestigiadas. Prácticamente, un suicidio social. Pero los hay bravos y valientes que últimamente permiten que desvele sus nombres. Cada vez son más. No les importa. El mundo está cambiando vertiginosamente. Pero yo prefiero no hacerlo todavía, que vivan su anonimato.  Particularmente, asumo las consecuencias de DESNUDARME SOCIALMENTE. Ellos ya me ayudan con su apoyo.

Os decía…quedamos al café en casa. Se acababa de dar cuenta.” Cuenta,..de qué ?” le pregunté, me tenía en ascuas. “De que tú eras la de la coleta, me dijo. Entonces no nos conocíamos. Yo viajaba de manera habitual a Madrid en ese horario de tren, conocía las rutinas. Y aquel día, en la estación de Ciempozuelos ,nos quedamos parados. Yo estaba extraña, pero veía a la gente normal, nadie reaccionaba. Esperábamos y esperábamos, hasta que de pronto las puertas se abrieron, cosa que habitualmente no ocurre y subió una mujer alterada con una coleta. Iba sentada de espaldas,  no me mareo, y ví perfectamente la escena. Y escuché.” 

No lo creo, no puede ser, pero…esto qué es? dos años después imposible…Todo lo que estás pensando, lo pensé yo. Pero me hablaba una persona de palabra, cabal, buena, sensata, madura. Me dijo que recordaba perfectamente, me describió la escena, le pedí que me hiciera un dibujo, buscamos y cotejamos las fechas y los horarios,.. todo coincidía. Y me llegó a explicar que cuando escuchó a mi compañera de instituto decirme  “NO, TODO NORMAL”, se sorprendió al escucharla.  Eso no era verdad, algo debía estar ocurriendo para estar parados.

Como conclusión dedujimos que con percepción extrasensorial, los individuos pueden percibir la realidad de otro modo en ciertos momentos. Pero lo que nos tiene intrigadas todavía es el porqué coincidimos en esa experiencia.

( Volver a Mi libro ” EXPERIENCIAS TRANS “)

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