Ángeles Lozano

Cuenca, modelado kárstico

14ª RUTA: CUENCA, MODELADO KÁRSTICO

Miércoles 16 de febrero de 2022. Me estrenaba con la prospección de la ciudad de la mano de una amiga CdC. de la que era invitada. Me enseñó la ciudad con otros ojos, con los ojos de su infancia y su crianza, con las leyendas del lugar, con sus recuerdos y los recuerdos de su familia.

Una parte de mi sangre es también de estas tierras, son un 50% de mis raíces, por lo que todo resonaba en mí con facilidad por los periodos de mi infancia y  adolescencia vivenciados en los pueblos conquenses de alrededor. CdC me puso en los rieles de lo que luego experimentaría con mi pareja en el fin de semana.

Viernes 18 de febrero de 2022. El primer impacto conquense nos lo llevamos a la llegada al hotel: eran personas ataviadas de una manera particular las que estaban en el hall, me daba la impresión que eran invitados a una boda o ceremonia poco común. La actitud era algo altiva, aunque quizá el término correcto sea elitista. Sombreros adornados con visón, trajes de chaqué, posturas y gestos muy formalistas. Y algo desconcertante: unos sacos que portaban al hombro, de terciopelo rojo, la pequeña escala del que llevaría Papá Noel. En mi ignorancia podrían ser los regalos de boda para invitados que habían sido entregados por los hipotéticos novios,…pero entonces, apareció una señora con mantilla, vestida en negro riguroso. ¡La madrina¡, pensé. Pero aquella conjetura se desmoronó cuando apareció otra señora con mantilla, con negro riguroso también, y entonces mi mente automáticamente descartó “boda” y puso nueva etiqueta, “Cofradía o similar de Semana Santa”. Más tarde os aclararé de qué se trataba, y qué sentido tiene en esta ruta.

Siempre que resiento un lugar es importante la historia geológica del territorio y la acción de las aguas en él. En Cuenca, Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1996 ( incluidos sus dos ríos ), encontramos el emplazamiento único de UN MAR en tiempos del secundario que llegó hasta el norte de la provincia a la altura de Beteta, Masegosa y Cueva de Hierro, y todos los terrenos de la orogenia hercínica quedaron sumergidos bajo las aguas. Cuando bebas las ricas aguas de Solán de Cabras ten en mente que son aguas que se recogen en estos límites de Beteta.

En los terrenos jurásicos de la Serranía es fácil encontrar fósiles marinos y una simbiosis de roca caliza y dolomía principalmente, con una mayor dureza del estrato superior calizo, y menor resistencia a la erosión de la dolomía pura en la parte inferior, creando relieves caprichosos como en la Ciudad Encantada. El agua de lluvia y una jerarquía de cursos de agua menores y mayores crearon una corriente potente que fue desgastando las tierras a su paso, labrando un imponente cañón, galerías subterráneas, y  hoces y recodos en los ríos.

Tenía ya definido el escenario: un macizo calizo de un mar antiguo retrocedido, aguas corrientes y abundantes con galerías interiores, y la unión de dos ríos , el Huécar y el Júcar, que la abrazan dentro de la propia ciudad.

Sábado 19 de febrero de 2022. Cerca del conocido hotel donde nos alojábamos, Torremangana, estaba la confluencia de ambos ríos y allí me esperaba una sorpresa radiestésica: iba a encontrarme con la joya de la corona, La Iglesia de la Virgen de la Luz. Siempre intento ponerme en la piel de los antiguos portadores del conocimiento, y al igual que ocurre en Segovia, se repetía el patrón en Cuenca.

Con respeto me adentré en la iglesia y con discreción saqué mi péndulo y medí: 33.000 U.B. “No podía ser”, pensé. Era una iglesia muy linda, pero pequeña, sin grandes despliegues. Volví a medir, pero mi péndulo y mi resentir me llevaban de nuevo a la misma medida. Me invadió su mágica energía y salí contenta, con un estreno maravilloso. Su ubicación entre ríos es perfecta.

Desde allí nace una preciosa pasarela colgante, idílica e impensable en un entorno urbano, la cual recorrimos sobre el río, admirando las ingeniosas construcciones de viviendas elevadas sobre roca viva. Me contaba mi amiga y custodia del lugar, nacida y criada aquí junto a LA LUZ, que su tío lanzaba la caña y pescaba desde la ventana de su cuarto antes de ser construida la pasarela. ¡Increible!. Aguas verde turquesa, limpias, serpenteantes y embarazadas de truchas, que lucen adornadas de una rica vegetación exuberante y árboles de ribera. Íbamos camino de nuestro segundo destino: El Santuario de Nuestra Señora de las Angustias.

Llegamos al conocido Recreo Peral con su juego de bolos castellanos y comenzamos a subir el primero de muchos tramos de cuesta que nos esperaban hasta el Castillo, viendo enfrente a los escaladores que suben a Los ojos de la mora.

Una vez llegados a su plaza, intuyo una fuerte corriente de agua subterránea que se enfila hacia el interior del Santuario y su pequeño altar. En dos árboles distintos el péndulo localiza vórtices y también en el altar del interior: 13.500 UB.

A la salida nos encontramos con Fernando, un barrendero que nos cuenta la leyenda conocida y popular de la mano del diablo, marcada en un crucero cercano al santuario y perteneciente al ahora abandonado  Convento de los Carmelos Descalzos. El hijo de un juez ingresó en él tras sus años irrespetuosos con las mujeres y que le hicieron topar con el mismísimo diablo. Mido en la cercanía, pero el péndulo no da medida y gira counterclockwise, sentido contrario a las agujas del reloj, como en la boca de la cueva del akelarre en Zugarramurdi.

Seguimos nuestra escalada y aparecemos finalmente en unas estrechas escaleras que nos permiten ver cómo repican las campanas en la Iglesia de San Pedro. Son las 12 en punto y hemos llegado a destino. Es la zona más alta de la ciudad. Y aceptamos el reto: vamos a entrar en ella, resentir dentro de su cúpula octogonal, medir en su antigua y enorme pila bautismal de inmersión, 13.500 UB, medir en el altar mayor, 21.000 UB,  y vamos a subir las 89 estrechas y claustrofóbicas escaleras para tener una vista privilegiada, de águila, de la ciudad y su cañón labrado.

Aun estando en la zona más alta, podemos continuar un poco más, llegar al Castillo y avanzar por la calle de los Jerónimos a la zona turística del Barrio donde poder saborear platos típicos como El ajo Arriero, el Morteruelo, zarajos y chorizos tradicionales. Desde ” El Panorámico ” puedes contemplar las vistas privilegiadas del Parador Nacional, La Catedral, el Auditorio y las Casas Colgadas, entre otros. Y escuchar el susurro del viento.

Hicimos un paréntesis para comer y descansar, pues las cuestas de la ciudad son muy exigentes (aunque eso se traduzca en salud y vitalidad a largo plazo).Volvimos al restaurante del hotel, y junto a nuestra mesa hallamos mesas ocupadas por el grupo de personas que os comenté al principio. En ese momento ya sabía que me estaba “codeando” con la alta alcurnia de la provincia.

Retrocediendo a la Noche del viernes 18 de febrero de 2022. Estando sentados en las escalinatas de la Catedral, en la plaza mayor, volvimos a coincidir con aquellas personas alojadas en nuestro hotel. La Catedral estaba cerrada al público, pero un matrimonio “distinguido” con un hijo mayor se pusieron justo a mi lado, y el padre proponía con autoridad e incitaba al hijo a que llamara para que le abrieran la puerta. ” A ti te abrirán la puerta”, dijo. Y le abrieron. Fue acogido en el seno de la iglesia mientras los demás topábamos con sus cerraduras. Tenía que haber una razón. Y al rato, comenzaron a salir del Templo todos mis compañeros de hotel, pero también sacerdotes y autoridades eclesiásticas. Túnicas en blanco roto con bordados rojos y sacos de terciopelo salpicaban por doquier. El grupo se perfilaba jerarquizado, pero desconozco en qué grado. Y entonces apareció el señor que más miradas acaparaba y más cuidados: quizá era el más anciano, el más venerable, el más poderoso; iba vestido al uso de los demás, pero añadía una elegante capa y otros adornos o símbolos. Finalmente nos desvelaron que era el Maestre, y el grupo pertenecía al Cabildo, Cabildo de Caballeros y Escuderos del Santo Sepulcro, cuerpo colegiado de la nobleza conquense, defensores a ultranza de la fé católica. Me dieron la clave, pues estuvieron relacionados en siglos pasados con Alfonso VIII, Alfonso X, Felipe II, su confesor y consejero Bernardo de Fresneda y su esposa devota Isabel de Valois. La iglesia de referencia para ellos era la Iglesia Del Salvador, por lo que seguro era un enclave radiestésico importante que tenía que visitar. Este monarca no daba puntada sin hilo, ya lo vimos con detalle en mi anterior ruta al Escorial.

Tarde del sábado 19 de febrero de 2022. Con este objetivo en mente, tuve la suerte de poder medir junto al altar del Salvador: 24.500 UB, una medida de vórtice energético que no deja indiferente a nadie. La iglesia resulta espectacular en Semana Santa, pues de allí sale lo que los conquenses llaman “El Jesús”, la procesión de camino al calvario, pero que popularmente es conocida como la procesión de los borrachos. Muchísima devoción que se respira en sus gentes.

No tuvimos la misma suerte con la Iglesia de San Miguel Arcángel, a quien me siento muy vinculada y que finalmente no pude resentir. Pero en su ubicación y ya en la escalinata cercana pude sentir efluvios poderosos; ya habrá ocasión de visitarla algún día.

De allí nos íbamos a otro lugar que ya había visitado y comentado el miércoles con CdC y que tampoco deja indiferente a nadie: el Reloj de la Torre Mangana. Con sorpresa descubrí que era el corazón de la ciudad antigua, después de que mis ojos no pudieran casi abrirse tras permanecer 5 minutos en la plaza donde está. La energía que emite el lugar es brutal, casi me anula; pude sentirla el miércoles y volvía a sentirla el sábado.

A lo largo de los tiempos Cuenca ha sido frontera entre reinos árabes y cristianos. Fue una fundación de origen islámico que formaba parte de la Cova de Santaver. Se construyó la Mezquita Mayor bajo la actual Catedral, y la edificación de la Alcazaba bajo la Plaza de Mangana. También hubo una sinagoga. Qunka además de un importante puesto fronterizo fue un destacado centro artesanal de tapices de lana y piezas de marfil al trasladarse aquí el taller califal de Córdoba.

Los lugares de poder siempre se mantienen, y son las culturas las que se superponen y solapan, aprovechando la fuerza y el poder que emanan de ellos. Su fuerza me recordaba a algunos rincones de la Mezquita de Córdoba  que me doblegaron.

 No queríamos perdernos las dos imágenes icónicas que verás en la ciudad como reclamo turístico: el barrio vertical multicolor y las tradicionales y replicadas casas colgadas. De camino, subimos lo que se entiende como arteria principal de la ciudad, transitada de coches y peatones, Alfonso VIII, que llega hasta el barrio multicolor , la Plaza Mayor y la Catedral, centro neurálgico actual.

Quería enseñarle a mi pareja lo que me ocurrió el miércoles a mi llegada, al bajar junto al muro: todos los vellos de mi cuerpo se erizaron y en mi desconocimiento pregunté a CdC dónde nos encontrábamos. Estábamos a punto de llegar al parking más popular y grande de la ciudad, que reutiliza los túneles y galerías antiguos que minan esa zona. Deduzco que han tenido que utilizarse como cárcel, calabozo o similar, pues siento que está “colmada” de visitantes “transparentes”.

Visitamos posteriormente el sector de las Casas Colgadas, y también los llamados Rascacielos de hasta 11 plantas.  Atravesamos el puente de hierro de San Pablo para resentir lo que ahora es el Parador Nacional y su claustro, donde disfrutamos de una merienda y una preciosa caída de la tarde mientras medía junto a los cipreses del recogido claustro: marcaba el biómetro 13.500 UB.

Atardecía. La vuelta al hotel la hicimos tranquilos y gozosos, disfrutando de la iluminación mágica de todo el cañón que atraviesa el puente de San Pablo, de norte a sur, y del este al oeste.

Domingo 20 de febrero de 2022. El domingo le despachamos a primera hora desayunando en Casa Ruiz, un lugar emblemático y tradicional para los conquenses. Compramos regalos tradicionales, su resoli, sus quesos, su alajú, y sus dulces de horno recién hechos, y nos despedíamos del hotel temprano, marcando rumbo a la Ciudad Encantada, que nos esperaba junto a otros visitantes con los brazos abiertos en un día radiante y soleado.

Las formaciones están dentro de una finca privada, donde las entradas van numeradas, y por un módico precio, entramos en el grupo aceptado ese día.

Maravilloso recuerdo me queda de las gentes y los parajes con encanto de los pueblos que circundan la capital, como el de San Lorenzo de la Parrilla, Villarejo de Fuentes, Montalbo y el Hito, donde el olor a tomillo, la cata de premiados quesos, la presencia de caballos, el alboroto de flamencos y grullas en el humedal, la recolecta de escaramujo y la belleza de los almendros en flor me embriagaron y deleitaron plenamente.

Mil gracias a mi anfitriona CdC, por sus aportaciones, su generosidad y su alegría, que siempre comparte…Unidad pentagonal 5 , dato que ella sabrá entenderme.

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[thankyou]

 

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